Esa mañana su oración fue de petición. Rezó a Jesús Obrero. Hágase tu voluntad. Por la tarde, su comisión diocesana tenía una cita con su obispo. A él también, en oración, le harían una petición. Necesitamos un nuevo consiliario diocesano. Los sacerdotes que nos han venido acompañando y a los que les debemos tanto ya son octogenarios y han pedido que se busquen nuevos curas para la Acción Católica en el mundo obrero. Ella, como presidenta, sabe de la importancia que tiene para un movimiento eclesial la presencia del ministerio ordenado. En una comisión, el consiliario no solo anima y cuida la fe, tarea también de los seglares, sino que preside los sacramentos y hace presente al obispo en la vida y en la misión del movimiento. Y, por tanto, ayuda a que la fe de los militantes esté en comunión con la fe de los apóstoles. Un antídoto importante para no vivir una fe narcisista y a la carta. El obispo, tras hablar con varios sacerdotes propuestos por el propio movimiento, les hizo una llamada. Uno había aceptado el reto: ser consiliario diocesano de un movimiento de Acción Católica para la pastoral obrera. Gracias a Dios, la HOAC sigue siendo un don del Espíritu para la Iglesia y para el mundo obrero.
Ora et labora
Detente un momento. Deja que Dios te hable. Guarda silencio. El texto que has leído nos relata una experiencia de Acción Católica, una vivencia de la eclesialidad que estamos llamados a cultivar toda la Iglesia. Es una práctica de comunión. En ella contemplamos la importancia de los laicos y laicas en la vida y misión de la Iglesia. Y, al mismo tiempo, la necesidad de los sacerdotes y de nuestros obispos. Una Iglesia pueblo de Dios, que vive en comunión desde distintos carismas y ministerios. Comunión, no solo para la vida eclesial, sino para su misión evangelizadora. En el texto, son seglares los que instan a su obispo a que provea de un consiliario diocesano a un movimiento de Acción Católica para la pastoral obrera. Un movimiento de seglares que es consciente de la importancia del sacerdote. Saben que sin laicos no habría Iglesia, pero también saben que sin el ministerio ordenado, tampoco. Vivir la comunión no siempre es fácil. Necesita seglares adultos, formados, con una profunda espiritualidad y encarnados en los pliegues de la sociedad, donde se fragua el sufrimiento humano y su remedio, el reino de Dios. La comunión eclesial supone renuncias, humildad, ejercer el ministerio como un servicio y no como un poder, diálogo, sinodalidad… Y tú, ¿cómo vives esa comunión en la Iglesia? ¿Lo haces de manera adulta, valiente, humilde, respetuosa, interpelante? Ser Acción Católica hoy sigue siendo una necesidad para la Iglesia.
Llévatelo y comparte
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Colaboradora del ¡Tú!