Trabajadora informal atrapada en la espiral de la violencia

Un 8 de marzo de hace tres años, una mujer envió un mensaje al ver el cartel del Día de la Mujer Trabajadora en el estado de Whatsapp de un hombre: «Ojalá todos pensaran así».

Apenas se conocían, más allá de haber coincidido en alguna actividad organizada por la asociación a la que ambos pertenecen.

Sin embargo, parecía que había lanzado una llamada de socorro.

Lo cierto es que la mujer, con el nombre ficticio de Clara, no lo tiene nada fácil. Se mata a trabajar en las casas, ella y su trabajo son apreciados, pero ninguna familia le quiere dar de alta en la Seguridad Social, como es su obligación legal. En el poco tiempo libre que le queda trata de encontrar un empleo con derechos, sin éxito.

Clara, cada vez, se siente más incomprendida por su pareja, que desde hace años desprecia su trabajo dentro y fuera de casa por informal.

La relación ha derivado en lo que se puede entender como maltrato verbal y psicológico, violencia económica (tiene que arreglarse con lo que ella misma gana en negro, aunque sea quien se ocupa de la compra, afrontar los gastos de sus hijos…), incluso algún que otro empujón.

A pesar de contar con una pequeña red de amistades que la sostiene afectivamente, Clara se resiste a recibir ayuda material. No quiere deberle nada a nadie, más allá de lo que pueda devolver en un corto plazo de tiempo.

Quiere separarse, pero teme no poder pagar la defensa legal. No le resulta sencillo aceptar dinero a fondo perdido, por más que haya tenido varios ofrecimientos. La situación le está costando la salud. Ojalá pueda dar el paso y liberarse, antes de que sea demasiado tarde.

Discernimiento

«La organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones (…). Es un hecho que «doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos» (Fratelli tutti, 23).

«No se terminan de erradicar costumbres inaceptables. Destaco la vergonzosa violencia que a veces se ejerce sobre las mujeres, el maltrato familiar y distintas formas de esclavitud que no constituyen una muestra de fuerza masculina sino una cobarde degradación. La violencia verbal, física y sexual que se ejerce contra las mujeres en algunos matrimonios contradice la naturaleza misma de la unión conyugal» (Amoris Laetitia, 54).

Actúa y transforma

¿Has recibido alguna llamada de socorro como esta? ¿Cuál ha sido tu respuesta e implicación?

¿Trabaja o ha trabajado alguien en tu casa con contrato? ¿Por qué?

¿Conoces en tu entorno algún grupo o asociación de mujeres con trabajo doméstico que se acompañen para reivindicar sus derechos? ¿Qué puedes hacer para promoverlo, si no existe?

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