Él, como muchas otras personas, ya había comenzado a escribir Laudato si’ con su testimonio antes de que el papa Francisco la sacara a la luz. Y es que su estilo y opción de vida son un grito profético que nos llama al cuidado de la madre Tierra y de los hombres y mujeres que la habitan. Él, precisamente, sabe de la importancia de los cuidados por su trabajo, por su barrio, por su compromiso… Sabe también que cuidar el planeta y al ser humano, especialmente el que sufre condiciones de vida infrahumanas, requiere de hábitos personales radicalmente distintos en nuestra alimentación, vestido, vivienda, consumo… y, además, exige desarrollar un compromiso que combata las depredadoras estructuras de nuestro mundo. Tal vez por ello, lleva años participando activamente en una asociación de transformación social y económica; o por lo que su vida cristiana, enraizada en una parroquia de un barrio «ignorado», lo lleva a participar en un Equipo de Pastoral Obrera o a formar parte de la iniciativa «Cristianos y cristianas por el clima». Pero, es más, también es consciente de la necesidad del cambio cultural, de hacer brotar otra normalidad entre las personas que lo rodean. Sus canciones son oraciones cargadas de Evangelio que no te dejan indiferente. Es, sin pretenderlo, un profeta en un tiempo de incertidumbre y alarma. Su vida y compromiso son una alabanza al Señor.
Ora et labora
El silencio nos une a nuestro planeta y a todas las personas que lo habitan. El silencio nos pone en sintonía con Dios creador de cielo y tierra. Vivimos unos tiempos difíciles que nos hacen vislumbrar un sombrío futuro. El cambio climático ya está aquí. Las personas empobrecidas son las primeras que sufren sus consecuencias. Hemos cerrado los oídos a Dios y hemos abierto nuestros brazos y nuestro corazón al dios dinero. Todo vale. Incluso la atrocidad de la guerra o del desastre ecológico o la explotación de los seres humanos. Pero es en este tiempo en el que Dios nos llama a vivir nuestra vida cristiana. Una vida que no puede hacer oídos sordos ante el lamento de su pueblo. Dios nos envía profetas. Vuelve a leer el texto. Una vida de radicalidad evangélica. Hoy necesitamos respuestas ante la crisis ecosocial que vivimos. Y no de manera aislada, hace falta un samaritano colectivo. Comunidades que caminen cuidando a las personas y la casa común. Piensa en ti y en tu vida de fe y compromiso. ¿Cómo es tu estilo de vida? ¿Cómo vives tu compromiso? ¿Cuál es tu mentalidad y cómo colaboras a sembrar otra manera de sentir, de pensar y de actuar? Dios nos llama a que lo alabemos con nuestra vida personal y comunitaria. ¡Alabado seas Señor!
Llévatelo y comparte
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Colaboradora del ¡Tú!