XIV Asamblea General de la HOAC, una experiencia de fraternidad

Ha sido su primera asamblea general. Ha participado como militante en iniciación. La asamblea ha sido una caricia de Dios en su actividad diaria. Una experiencia de Iglesia que solo puede edificarse en la fraternidad. Un ejercicio de sinodalidad que es posible donde hay amistad, cariño, respeto, sinceridad, escucha, crítica constructiva… apertura al Espíritu. En esos días ha vivido una fuerte experiencia de comunidad: una persona militante, un voto; plenarios abiertos a la participación de todas y todos… Ella también tomó libremente la palabra para comunicar su vivencia en la extensión e iniciación a la HOAC. Una Iglesia que acoge y cuida, en la que te sientes querida a fondo perdido. La asamblea ha sido tiempo de encuentro con amigos y amigas que, como ella, procedían de otros movimientos. Una experiencia donde se conjuga lo lúdico, lo celebrativo, lo reivindicativo y la reflexión seria. Ella sabe que para llegar a este encuentro ha habido detrás un trabajo profundo de toda la militancia. Da gracias a Dios por sentir su presencia y su llamada a seguir tejiendo vínculos de fraternidad con el mundo obrero y del trabajo.

Ora et labora

La vivencia de esta militante en iniciación a la HOAC es la de muchas y muchos militantes que han participado en esta asamblea. En definitiva, es la experiencia de Iglesia que no existe para sí misma, sino que vive, celebra, ora, reflexiona, se forma, se compromete… para, en el mundo obrero, seguir tejiendo vínculos de fraternidad. Es la experiencia de Iglesia sinodal donde la comunidad va caminando junta. Una Iglesia del cuidado entre sus miembros y con las demás personas. Una comunidad eclesial que construye comunión y que se empeña en tender puentes y derribar muros. Y esta vivencia y tarea no es solo para otras personas, es también para ti. ¿Tú haces posible una comunidad sinodal, del cuidado, que no vive para sí sino para los demás, especialmente, para los más débiles y vulnerables? ¿Tu vida es una experiencia de derribar muros y tender puentes? ¿Tú dedicas tu existencia a tejer vínculos de fraternidad con el mundo obrero y con las personas que te rodean? Así es como podemos anunciar a Jesucristo como propuesta de vida personal y social. Vuelve a leer el texto. Piensa en las experiencias similares que has vivido. En las veces que Cristo ha ocupado el centro de tu vida y, con Él, las personas más empobrecidas. Ese es el reto.

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