Llevan juntos toda una vida. Cada día, al alba, se ponen en manos del Dios de la Misericordia y contemplan a Cristo en el rostro sufriente de los hombres y mujeres de su barrio obrero. Son constantes. Y así en todo lo que se proponen. Sin ruido, pero sin descanso, han ido cimentando su familia en iniciativas que transforman su mundo, el mundo. Con los años han ido descubriendo la necesidad de tomar decisiones que, al ponerse en marcha, alumbran una sociedad distinta. Su compromiso en la banca ética es un intento de concebir y vivir el destino universal de los bienes y una economía al servicio de las personas. Su participación en una cooperativa de consumo eléctrico y en otra de consumo y producción ecológica de alimentos son otro intento de vivir y concebir el cuidado de la casa común y el trabajo humano. Y esto solo es una muestra. Esos pequeños pasos son profundamente revolucionarios. Sin gritar, realizan gestos demoledores para un sistema económico y social radicalmente injusto construido de espaldas al ser humano, de espaldas al Evangelio. Este estilo de vida es el que llevan y alimentan silenciosamente en la Eucaristía.
Ora et labora
Ahora es tu tiempo para estar en silencio. Lee el texto anterior y abre tu mente y tu corazón al Señor. El grito desgarrado y profético ante la injustica es necesario. Pero, junto a la protesta, hemos de alumbrar también propuestas, experiencias reales y alternativas que lleven al cambio social. Ambas son parte fundamental de la caridad política. No solo se trata de llevar a cabo un compromiso, lo que está en juego es nuestro estilo de vida. La lucha por la justicia no requiere de nosotros solo unas acciones concretas sino, además, una vida entregada que ponga a las personas empobrecidas en el centro de la misma. Esa es la revolución que hará posible unas relaciones humanas y unas instituciones entretejidas de fraternidad y «sororidad». Vuelve a leer el texto y déjate interpelar por él. ¿Cómo es tu estilo de vida? ¿Qué gestos y acciones realizas que realmente construyan una sociedad más justa? ¿Los llevas a la oración y a la Eucaristía? Tú también estás llamada, como persona, a una transformación silenciosa.
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Colaboradora del ¡Tú!