Sindicatos, patronal y Gobierno, sentados en una mesa asimétrica en fuerzas y razones, después de nueve meses, coincidiendo en el tiempo con la gestación humana, han dado luz a un acuerdo de reforma laboral.
Centrada en tres pilares que configuran un nuevo modelo que pretende garantizar el empleo en condiciones más dignas: actuar para reducir la temporalidad primando la estabilidad en el empleo; establecer un nuevo mecanismo denominado RED, que sustituye a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), como instrumento para proteger el empleo y a las empresas y vuelve a equilibrar la negociación colectiva haciéndola más justa y garantista para los trabajadores y las trabajadoras.
Los trabajadores que hemos estado atentos al parto, vista la criatura, hemos tenido las expresiones clásicas en estos casos: ¡se parece a la patronal!, ¡tiene toda la cara de los sindicatos!, ¡pues yo le encuentro un cierto aire al Gobierno!…, a los padres, después de un embarazo tan complicado, la criatura les parece preciosa y solo piden salud y fuerzas para criarla, que crezca sana y ojalá que no les de malas noches.
Está claro que el mundo del trabajo sigue teniendo desequilibrios y enormes dificultades, uno de los más preocupantes es el elevado desempleo estructural donde millones de personas no pueden trabajar. Sabemos que hay materias que han quedado fuera de la negociación o que son manifiestamente mejorables… aun así, nuestra reflexión es que siendo importantes los acuerdos adoptados, aun dejándonos insatisfechos, es poner en valor la importancia del diálogo social, el sentarse en una mesa para recuperar la importancia de la centralidad del trabajo en la vida de las personas, el diálogo social como mecanismo para intervenir en los cambios necesarios que hagan el trabajo más digno. Estamos convencidos, que el diálogo nos humaniza y es el camino para mirar la realidad de una manera nueva, para vivir con pasión los desafíos de la construcción del bien común en el mundo obrero.
Comprometámonos, para que, en las situaciones sociales, económicas, conflictivas…, seamos arquitectos de diálogo, arquitectos de amistad, hombres y mujeres apasionadas y comprometidas que siempre tienden la mano para mejorar la realidad. Contribuir a la cultura del encuentro, es un desafío que precisa del esfuerzo conjunto, que parta del reconocimiento de la diversidad de los otros. Saldremos de esta situación si somos capaces de formar, entre todos, una sociedad civil reforzada, tejida de organizaciones con bases sociales fuertes.
En las periferias sociales donde la precariedad del trabajo acampa con normalidad, la mayoría de trabajadores y trabajadoras desconocen qué es la reforma laboral y el acuerdo firmado, aunque son los que sufren en primera persona las condiciones indignas de la precariedad de las condiciones de trabajo. Tenemos el reto y el compromiso de llevar ahí, esta cultura del diálogo y del encuentro, favoreciendo el protagonismo humanizador en estas periferias. «Porque de todos se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible. Esto implica incluir a las periferias. Quien está en ellas tiene otro punto de vista, ve aspectos de la realidad que no se reconocen desde los centros de poder donde se toman las decisiones más definitorias» (FT 215).
Referencias
La HOAC ante la reforma laboral
La Reforma Laboral en Noticias Obreras
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