¿Quién será el precio de la vivienda?

Tiene poder para subirse a sí mismo: ¡ha subido el precio de la vivienda!, decimos. Y todas las personas nos quedamos pasmadas, como si se tratara de un rayo caído del cielo.

Ahora son quinientos euros, ahora seiscientos, ahora mil, ahora son quinientos otra vez… ¡pero por habitación! ¿Quién será este dichoso precio con tanto poder?

Oprime a multitud de familias, que no pueden comprar ni alquilar una vivienda. Matrimonios con hijos se ven en la calle porque el precio de la vivienda les impide pagar, al tiempo que obliga a los jueces, encargados de administrar justicia, a cometer el desafuero de expulsar a una familia y dejarla tirada en la calle.

Cientos de miles de personas jóvenes, próximas ya a los cuarenta, calvas y precarias, como corresponde a su edad, siguen sin poder emanciparse, sin poder crear una familia y establecer la relación entre persona, trabajo, familia y sociedad, que es la base del bien común. Se organizan, protestan, luchan, hacen propuestas, consiguen impedir algún desalojo y vuelven a luchar y protestar. Pero el precio de la vivienda vuelve a imponerse.

Queridas amigas y amigos, yo creo que todas las personas sabemos de sobra quién es el precio de la vivienda. Sabemos que tiene mil caras y mil nombres, que puede ser hombre o mujer, creyente, ateo o agnóstico, de izquierdas, centro o derechas. Podemos ser tú o yo, solos o formando un «fondo buitre», que es un grupo de personas con mucho dinero que actúan como buitres. Siempre hay personas detrás del precio de la vivienda.

Necesitamos que Gobierno y Parlamento promulguen leyes que nos protejan de este robo. Pero recordemos con Rovirosa, que las leyes son el fracaso del amor. Siendo necesarias, ninguna podrá eliminar el egoísmo de las personas.

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