Este es el tema del mensaje del papa Francisco con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres, que tendrá lugar el 17 de noviembre.
El Papa nos recuerda la fuerza que tiene la oración de los pobres. Dios se identifica con ellos, no porque sean perfectos, sino porque son la imagen más real de su Hijo Jesús. La oración de los pobres es el clamor de Dios hacia toda la humanidad, es la llamada que Dios nos hace a los que vivimos sin carecer de nada, para que nuestra vida, orientada por la solidaridad, se pueda llamar verdadera vida humana.
Y nosotros debemos unir nuestra oración a la de los pobres. En el cultivo y vivencia de nuestra fe, en nuestra comunicación con Dios, no podemos olvidarnos de los pobres, de los desahuciados, de los parados y de todos los que viven en la precariedad. La oración nos debe hacer avanzar en nuestra solidaridad con los pobres. Como Dios se identifica con los pobres, nuestra oración nos ha de acercar y ayudar a compartir lo que somos y lo que tenemos, con los últimos de este mundo.
En nuestra comunicación con Dios, descubriremos nuestra radical pobreza, aprenderemos a ser pobres y a comprometernos con los pobres. La oración que no nos hace más humildes y más pobres y que no nos compromete con la causa de los pobres, no está inspirada por el Espíritu que movió a Jesús cuando dijo en Nazaret: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor». Que la oración nos haga más pobres y nos comprometa con los pobres.
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Sacerdote y consiliario de la HOAC