Por otros 25 años de Pastoral Obrera

Camino del trabajo, sentada en el autobús. A mi lado, una mujer de mediana edad, se acaba de encontrar con una conocida, otra mujer más joven. «No debes dejar que te hablen así. Te han de respetar. Somos personal de limpieza pero, primero, somos personas». Me sorprendo escuchando la conversación de estas mujeres. «La próxima vez le dices: primero, buenos días y, segundo, me llamo Teresa. Le pediría que se dirija a mí por mi nombre porque yo a usted no le he faltado el respeto». –Érika Fabregat

Ya hace 25 años que la Conferencia Episcopal Española aprobó, haciéndose suyo, el documento La Pastoral Obrera de toda la Iglesia. Fue fruto de un proceso largo de diálogo, reflexión y trabajo comunitario. El primer documento dedicado íntegramente a la Pastoral Obrera. En él se reconoce que la evangelización del mundo obrero, objetivo central de la Pastoral Obrera, es preocupación, responsabilidad y tarea de toda la Iglesia. Y para ello recoge 32 propuestas de acción. Todas ellas para acercar el testimonio de Jesús en el mundo obrero y acercar la realidad del mundo obrero en el seno de la Iglesia.

Durante estos 25 años hemos encontrado obstáculos, nos hemos embarrado, nos ha podido la pereza… Pero nuestro compromiso está por delante de todas las dificultades. Se han iniciado muchas de las 32 propuestas adaptándolas a las realidades de cada diócesis, hemos despertado creatividad en nuestras acciones, hemos hecho participes a muchas personas en nuestro quehacer comunitario por una Iglesia obrera, hemos intentado estar en las periferias, pero también en el centro comprometiéndonos en y con instituciones y espacios donde se deciden cuestiones que afectan a la dignidad de las personas.

La formación y crecimiento en la conciencia obrera, las denuncias públicas y proféticas a través de comunicados y acciones, la presentación de esta pastoral en muchos arciprestazgos y la consecuente creación de equipos parroquiales de Pastoral Obrera, la implicación en plataformas sociales y eclesiales…, compromisos y acciones que transforman una realidad hiriente y que responden a la verdadera construcción del Reino de Dios.

Como el testimonio en el autobús, hay muchísimos más. Anuncian que la Pastoral Obrera tiene verdadero sentido también hoy, seguramente durante otros 25 años más. La Pastoral Obrera es una de las respuestas a los problemas del mundo obrero. Tenemos la responsabilidad de ilusionarnos y esperanzarnos con el trabajo que nos queda por hacer para y junto a las personas del mundo obrero y del trabajo.

Reflexión: Todavía una pastoral necesaria

Mi párroco acepta la Pastoral Obrera, pero no siente que le afecte. Mi parroquia se encuentra en un barrio obrero. ¿Es posible hacer presente y seguir a Jesucristo en medio de este barrio sin tener en cuenta la condición obrera de sus feligreses? –Mariano López Melero

Lo «obrero» hoy no vende. Se ha pasado del «orgullo de la clase obrera» a disfrazarse con otros nombres o, sencillamente, ocultar su identidad. La mentalidad imperante nos hace huir de la consideración de obreros y obreras, nos divide y nos enfrenta.

Ser militante obrero cristiano implica moverse en dos mundos hasta ahora sin intereses comunes, más bien paralelos e incluso, enfrentados. Llevar la propuesta del Evangelio a este mundo es la tarea que se nos ha encomendado, es hacer Pastoral Obrera. Nuestro quehacer apostólico comunitario y nuestro proyecto evangelizador son expresiones de esta pastoral.

En estos últimos años, los militantes nos sentimos apoyados por el sentido que la Iglesia manifiesta en torno a la evangelización, a la necesidad de salir a las periferias, a estar dispuesta incluso a ser una Iglesia accidentada, que no una Iglesia enferma. Y nos ha dado alas para reforzar nuestra lucha por el trabajo decente, para situarnos en nuevos escenarios. En estos procesos tan tortuosos, hemos encontrado nuestra razón de ser y de hacer, a pesar de las dificultades, lagunas, errores y debilidades personales y colectivas.

Son muchos retos que se nos presentan. Señalaré los más urgentes: asumir y afrontar las dificultades de la individualización en la vida personal y social pues está en juego la dignidad del ser humano; construir un proyecto de humanización, de dignificación de los trabajadores, como hijas e hijos de Dios; afrontar la desigualdad y empobrecimiento creciente; aportar y plantear el valor y sentido del trabajo, que va más allá del empleo; y luchar por un trabajo decente.

Las nuevas circunstancias, los cambios en la vida social y en la vida del mundo obrero nos obligan a responder de manera diferente, a poner en práctica nuevas actitudes y vivir desde una espiritualidad misionera. Todavía se hace de todo punto necesario y prioritario que la Pastoral Obrera sea asumida con decisión por toda la Iglesia. Felizmente, contamos ya con medios y orientaciones para avanzar en nuevos caminos.

Referencias

Evangelii gaudium. Exhortación apostólica.

Documento Pastoral Obrera de toda la Iglesia (1994).

Departamento de Pastoral Obrera CEE

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