Manolo Díaz Sánchez, iniciación y precariedad

Tras varios años sin realizar el proceso de iniciación de nuevos militantes, la HOAC de la diócesis de Córdoba se encontró con la alegría de poder hacerlo con dos equipos.

El primero formado por antiguos militantes de la JOC, que entendieron que su camino natural era formar un equipo en la HOAC, y un nuevo grupo formado por seis mujeres, cuatro de las cuales venían de más allá del océano Atlántico.

Era una buena forma, tal como nos indica Manolo Díaz, que se encargó de la iniciación de este equipo, de «acercarnos y acompañar en el proceso a personas migrantes, con especiales situaciones de dificultad laboral, empobrecidas entre las empobrecidas».

Para Manolo, el camino ha sido muy bonito, pero no exento de dificultades: «Una de ellas aún estaba en situación irregular, sin permiso de residencia y de trabajo, pero dedicando muchas horas a empleos informales de limpieza. Trabajaba por horas y tenía que responder a las ofertas cuando surgían, a cualquier hora y cualquier día».

Otra de las compañeras trabajaba a turnos, de mañana, tarde y noche, en una residencia de ancianos y la tercera, viajaba mucho por sus circunstancias laborales. Esa precariedad e inestabilidad laboral dificultó la posibilidad de reunirse, teniendo que cambiar las horas y los días de los encuentros y adaptándose a las circunstancias de todas «para andar juntas».

En el momento de dar el paso a la militancia, dos personas del grupo decidieron dar un paso atrás: sus circunstancias personales y laborales les impedían comprometerse de manera adecuada con la HOAC.

Sin embargo, ambas manifestaron su «agradecimiento por el acompañamiento y por lo vivido,; por cómo el proceso ha significado «una etapa llena de aprendizajes y crecimiento espiritual», que les ha ayudado a tomar conciencia sobre «la importancia de la humanización en el trabajo, la dignidad y lo importantes que son nuestros pequeños actos».