Trabajo decente, un derecho también de la juventud

La falta de trabajo, sus condiciones precarias, la dificultad de acceso a la vivienda y el impacto en la salud mental provocan una crisis de desesperanza entre las personas jóvenes.

El 1 de Mayo de 2025, Día Internacional del Trabajo y festividad de san José Obrero, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) alza la voz para denunciar la precariedad que enfrenta la juventud en el mundo del trabajo.

En un contexto en el que tener un empleo ya no garantiza una vida digna, el acceso a un trabajo estable y bien remunerado sigue siendo un desafío para quienes intentan construir su presente y futuro.

Hoy en día, las personas jóvenes experimentan un nuevo paradigma social y laboral. Según el último informe Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, solo el 14,8% de los jóvenes ha logrado independizarse, la cifra más baja desde 2006. Aunque el desempleo juvenil se ha reducido al 24,9%, esto no ha significado una mejora real en la calidad de vida. El salario medio de un joven es de 1.048 euros, mientras que el alquiler promedio asciende a 1.072 euros. Es decir, para vivir en solitario, una persona joven tendría que destinar más del 100% de su sueldo solo a la vivienda.

Las consecuencias de esta realidad son devastadoras: el 70,5% de los hogares jóvenes están sobreendeudados, el 22,8% de los jóvenes con trabajo sigue sin llegar a fin de mes y tres de cada diez están en riesgo de pobreza o exclusión social. La ausencia de trabajo decente comporta un momento vital de agobios e inhumanidad en las personas jóvenes.

Una de las principales consecuencias de esta realidad precaria es que demasiadas personas trabajadoras jóvenes sufren una precariedad severa que deriva en problemas de bienestar emocional, de salud mental. La inseguridad económica, la falta de expectativas y la imposibilidad de planificar el futuro están generando una crisis de desesperanza.

Un dato preocupante es que el 71,5% de los jóvenes desempleados y el 56,5% de los que tienen trabajos precarios han llegado a pensar que «no valen para nada». Frente a esta realidad, la Iglesia recuerda que el trabajo es más que una fuente de ingresos: es parte del sentido de la vida, es camino de maduración, desarrollo y realización personal. Como señala el papa Francisco en Laudato si’, 128, «el gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo».

Asimismo, en la exhortación apostólica Christus vivit, Francisco subraya la importancia del trabajo en la vida de los jóvenes: «El trabajo para un joven no es sencillamente una tarea orientada a conseguir ingresos. Es expresión de la dignidad humana, es camino de maduración y de inserción social, es un estímulo constante para crecer en responsabilidad y en creatividad, es una protección frente a la tendencia al individualismo y a la comodidad, y es también dar gloria a Dios con el desarrollo de las propias capacidades».

El Papa también advierte que la falta de empleo «empobrece a los jóvenes, cercena su capacidad de soñar y de esperar, y los priva de la posibilidad de contribuir al desarrollo de la sociedad».

La crisis de vivienda

La problemática del mundo del trabajo se extiende a la imposibilidad de acceder a una vivienda que está marcando a toda una generación. En las grandes ciudades, los precios del alquiler y la compra de vivienda son inalcanzables, como ha denunciado el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello: «El acceso a la vivienda sigue siendo un problema grave. Ya sea en alquiler o en propiedad, supone un gasto inasumible para muchos y dificulta la vida familiar y social».

El retraso en la emancipación afecta no solo a la independencia de los jóvenes, sino también a la formación de familias y la construcción de un proyecto de vida estable. Lo que antes era propio de los 20 años, ahora se ve en personas de 30 o 40 años que siguen compartiendo hogar por necesidad.

El Primero de Mayo: una jornada para exigir justicia

Ante esta realidad, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) reclama un cambio estructural. No basta con que haya empleo: el trabajo debe ser decente y garantizar estabilidad, derechos y condiciones de vida adecuadas.

Es necesario que la política atienda esta situación de precariedad que atraviesa la juventud. En este sentido, ITD señala algunas orientaciones como la regulación de los precios del alquiler y mayor acceso a la vivienda pública; contratos laborales estables y reducción de la temporalidad; políticas que aseguren que el salario mínimo cubra las necesidades básicas de vida; y una mayor protección social.

El Primero de Mayo debe ser un grito de esperanza para la juventud, hagamos «lío» –como insiste Francisco– para reafirmar que la dignidad y la vida de una sola persona joven trabajadora «vale más que todo el oro del mundo»… que el trabajo decente es un derecho, no un privilegio, para todas y todos.

En salida

Un trabajo decente es esencial para que las personas jóvenes puedan construir un proyecto de vida digno. Sin embargo, la realidad muestra un mundo del trabajo y un contexto social que les aleja de este anhelo… La Iglesia no puede desentenderse de esta situación que atenta contra la dignidad de cada joven.

Iglesia por el Trabajo Decente pone la mirada en esta grave injusticia y orienta su convocatoria del Primero de Mayo hacia esta realidad a la que no podemos permanecer indiferentes. Es una llamada que interpela a toda la sociedad y que debemos secundar las personas de buena voluntad, para que la injusticia no tenga la última palabra.

Es urgente denunciar y visibilizar los distintos aspectos que convierten a las personas jóvenes en «carne de cañón». También conviene recordar la importancia de acompañar y cuidar a quienes sufren esta realidad. Necesitamos políticas que garanticen una vida digna, como Dios quiere. Solo así será posible un futuro donde la juventud pueda vivir con dignidad, sin verse obligada a resignarse. La lucha por el trabajo decente es una cuestión de justicia y de humanidad. 

Reflexiona

¿Pones rostro a alguna persona joven de tu entorno que esté sufriendo esta realidad?

¿Hablas con ella sobre su situación y experiencia?

¿Cómo puedes acompañarla? 

Recursos

Convocatoria del Primero de Mayo

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