Ofreciendo a Jesús Obrero su trabajo, sus luchas, sus alegrías y sus penas se dirige, junto a sus compañeros y compañeras, al olivar donde echarán la jornada. La dureza de este trabajo va dejando huella en su cuerpo. A sus cincuenta y ocho años ya le va pesando. Y cuando termina queda el trabajo de casa, la familia, la militancia…
Ella le pide cada día al Señor «pensar como tú, trabajar contigo y vivir en ti». Es en esta realidad donde quiere, junto a su equipo de HOAC, realizar un nuevo ejercicio de sinodalidad. Sabe de la importancia que, para ella, para su vida como militante cristiana en el mundo obrero, para toda la HOAC, para la Iglesia y para el mundo del trabajo empobrecido, significa celebrar una Asamblea General.
Cuando termina su dura jornada acoge con cariño los materiales preparatorios. Le cuesta, el cansancio a veces le vence, pero no puede renunciar a responder junto a otras y otros militantes a la pregunta de cómo seguir llevando a Jesucristo al mundo obrero y del trabajo.
En agosto de 2023 se encontrará en Segovia con otros hombres y mujeres de la HOAC. Es consciente de que este ejercicio de sinodalidad comenzó cuando terminó la última Asamblea General. Da gracias a Dios y con entusiasmo sigue rezando los nuevos retos y desafíos que se les presentan.
Ora et labora
Parece que se ha puesto de moda «la sinodalidad», caminar juntos. Pero, sin esta experiencia de comunión no existiría la Iglesia. Ella, militante de la HOAC, lo sabe. Es la manera de vivir su identidad eclesial, su ser Acción Católica para la Pastoral Obrera. Una Asamblea General donde comparte su vida y misión; donde un o una militante puede hacer una aportación que respalda su equipo, que aprueba su diócesis, que considera el órgano de representación de toda la HOAC, que pasa a la Asamblea General para su discusión y discernimiento y que toda la comunidad hoacista puede llegar a hacer suya. Es acción del Espíritu presente en todo este proceso. Es experiencia de Iglesia. Ahora, en silencio, lee el texto. Medita cuál es tu realidad de sinodalidad en tu grupo, en tu comunidad parroquial, en tu organización eclesial, en tu diócesis… Pregúntate qué puedes hacer para caminar en comunión y sinodalidad. Es cierto que hemos de vencer resistencias y trabas externas a nosotros y nosotras, pero vivir nuestra fe y nuestro ser Iglesia de manera adulta y corresponsable también requiere no mirar hacia otro lado en la comunidad. Hay que arrimar el hombro. Esto es lo que hace esta militante obrera cristiana. Ella conoce, por experiencia, que para dar fruto la tierra debe ser preparada, cuidada, regada… Y eso no es labor ni de una sola persona ni de un día, requiere esfuerzo, humildad y constancia. Es el trabajo de una comunidad donde sus miembros, en Cristo Obrero, caminan juntos.
Llévatelo y comparte
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Colaboradora del ¡Tú!