Traslado forzoso en una contrata del comedor escolar

Esperanza y Paz, nombres ficticios, trabajan para una empresa de cáterin para comedores escolares que con tres días de antelación les comunicó su traslado forzoso, por «cuestiones de empresa» a otro centro.

A pesar de llevar 20 años cumpliendo sobradamente su labor en el mismo centro educativo, han sido sustituidas por otras dos personas. La dirección del centro estaba informada, pero admite que en este caso no puede hacer nada.

Las trabajadoras sienten que no se valora su labor y a veces se preguntan qué es lo que han hecho mal o si ya no serán tan válidas como lo han sido siempre.
El primer día en sus nuevos puestos, la empresa les hizo firmar un documento en el que se especifica que parte de su trabajo quedará incluido en un expediente de regulación de empleo y que deben realizar tareas que no hacían antes.

La persona representante de la empresa les comunicó, incluso, su descontento por haber mostrado su malestar a la dirección del centro anterior y les traslada que, en cualquier momento, pueden ser de nuevo enviadas a otro lugar de trabajo, que podría estar más distante todavía de sus domicilios actuales.

Esperanza y Paz comenzaron a trabajar en el comedor de un colegio concertado, junto a otras trabajadoras, con contrato fijo-discontinuo y en condiciones razonables, pero en el curso 1998-1999, el servicio fue externalizado, a pesar de las quejas de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos, y encargado a una contrata que las incorporó a su plantilla.

Desde aquel entonces, la plantilla ha ido perdiendo derechos laborales y el ritmo de trabajo ha ido en aumento, con más carga de trabajo y menos personal. Las trabajadoras vienen manifestando padecer estrés, sobrecargas físicas y un trato poco humano por parte de los responsables de la contrata que hablan de amenaza de despedido ante la mínima queja.

Una de la compañeras recién jubilada sigue en contacto con ellas, comparte su impotencia e indefensión ante las muestra de inhumanidad y abuso de poder y les anima a que confíen en su experiencia, su madurez y su buen hacer.

También les invita a hacer bien su trabajo actual, con el mismo cariño y amor de siempre, porque al fin y al cabo los niños que ahora atienden, como los del colegio anterior, siguen siendo vulnerables y necesitados de apoyo.

A la vez, les plantea la posibilidad de que denuncien su situación dentro de sus posibilidades y piensen en la mejor manera para defender sus derechos y combatir las injusticias que adviertan. Pero, sobre todo, les insiste en que no están solas, que tienen gente alrededor que las respalda y que siempre pueden contar con su amistad y escucha.

Discernimiento

«Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos» (Lc 24, 15).

«Pero un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él» (Lc 10, 34).

«Los próximos años serán una oportunidad para desarrollar nuevos servicios y empresas, adaptar los existentes, aumentar el acceso al trabajo digno y trabajar por el respeto de los derechos humanos y de niveles adecuados de remuneración y protección social» (Papa Francisco al cuerpo diplomático, 10 de enero de 2022).

Actúa y transforma

Las Administraciones Públicas y las empresas suelen recurrir a otras empresas subcontratadas para prestar servicios permanentes.

¿Qué sentido tiene?, ¿cómo son las condiciones de trabajo de la empresa que asume el encargo?, ¿qué podemos hacer para cambiar esta situación?

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