La recuperación simbólica del tranvía de Arratia ha sido el acicate para movilizar, a los habitantes de esta comarca de Bizkaia, por la Jornada Mundial de los Pobres.
«La experiencia me ha enseñado que tenemos que trabajar unidos y que somos capaces de hacer más de lo que nos pensamos», deduce, vistos los resultados, Juan Mari Kortazar, consiliario del grupo de Durangaldea de la HOAC.
El tranvía, que dejó de funcionar tras 50 años, en 1964, conectaba ocho pueblos y a alrededor de 25.000 personas. Todavía permanece en la memoria de muchos de los pobladores de Arratia. Kortazar se acordó al idear una iniciativa de sensibilización que debía, este año, celebrarse forzosamente «fuera de las iglesias».
Volvimos a revivir el tranvía, esta vez de manera imaginaria, hecho de madera muy fina de ocho metros por dos de alto, en el que se podía participar en cada población con un viaje ficticio, comprar un billete que costaba dos euros, sacarse una foto y cantar un verso en euskera: «Da tu mano al pobre» (Luzatu eskua pobreari), lema de la campaña de Cáritas.
Así consiguió reunir 9.612 euros para Bakearen Etxea (Casa de la Paz), un centro hogar para vivienda, formación e integración de jóvenes, de la Fundación Harribide, sito en Areatza.
Kortazar contó con el soporte de la HOAC de Durangaldea, «escuchando todas mis batallitas y aportando ideas, opiniones». «Elegimos el tranvía porque va despacio, no dejamos a nadie fuera y comunica a todos los pueblos».
El consiliario se congratula que, gracias a esta acción, «la comarca vive un momento de esperanza espiritual y material. Involucramos a muchos colectivos: las familias, catequesis, Cáritas, y a los pueblos. Nunca habíamos reunido tanto dinero ni habíamos conectado con tantas personas».
Discernimiento
«El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas, e invitarlos a participar en la vida de la comunidad». Mensaje de la IV jornada mundial de los pobres, Francisco («Tiéndele al pobre una mano generosa, y recibirás del Señor una bendición». Sirácides, Eclesiástico, 7, 32).
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